Enganchad@s al smartphone
Desde la modestia, en el contacto diario asesorando a jóvenes en sexualidad y autoestima he encontrado evidencias, que de cada vez van cobrando más fuerza , de la soledad y el individualismo a los que estamos sometid@s las personas en el momento actual. Son fruto del ritmo de vida frenético, rápido e inmediato que nos invita a seguir para no perder el hilo y sobre el cual me gustaría reflexionar en este post. Os animo a hacer el ejercicio práctico de ir por la calle y observar a las personas. Simplemente dejarnos llevar para ver qué hacen las personas de nuestro alrededor.
Yo, últimamente, practico este ejercicio, y el resultado que he encontrado ha sido francamente espeluznante, incluyéndome a mí misma entre el grupo de los “pecadores”. He observado que vayamos donde vayamos estamos conectados y pendientes del teléfono: por si nos llaman, nos envían un mensaje, queremos hacer una foto o un video… Y a su vez, estamos rodeados de personas que están haciendo exactamente lo mismo, como si estuviéramos abducidos per este singular smartphone. Mientras, la vida pasa y es del todo probable que desde el momento en que damos todo el protagonismo al teléfono para captar el momento, en realidad nos estamos privando el poder disfrutar de ese instante. Visto desde fuera, parecemos una especie de robots desconectados en cierta manera de la realidad que nos envuelve. Tal vez hemos tenido que crear este mecanismo o sistema con la finalidad de conseguir evadirnos de la realidad que no nos gusta. Y yo me hago las siguientes preguntas: ¿Qué nos pasa? ¿En qué nos estamos convirtiendo? ¿Realmente es necesario estar accesibles y conectad@s las 24 horas? ¿Hay vida sin smartphone? Se está perdiendo el calor humano del contacto piel con piel, mirar a los ojos, estar distendidos y absortos en una conversación… de no hacer nada y disfrutar de las sensaciones, del momento, sin estar pendientes del teléfono. Tal vez las nuevas tecnologías son un reflejo de lo que somos. No digo que no tengamos que hacer uso de ellas, ni renegar de las nuevas tecnologías. Sin duda vivimos en un mundo tecnológicamente estimulante al que no podemos dar la espalda. Como todas las cosas nos puede aportar muchos aspectos positivos. Pero una cosa es estar conectados y otra bien diferente es no poder desconectar. Este post se resume en un corto que encontré por casualidad justo después de haberlo escrito.Su autora y protagonista Charlene deGuzman, lo subió el 22 de este pasado agosto y ya tiene miles de visitas.Narra un día cualquiera del que podría ser un día cualquiera nuestro. Recomiendo que lo veas: