El control no es amor
Una relación de pareja nos tiene que aportar bienestar, nos tiene que permitir crecer y construir una vida en común, pero respetando los espacios y la propia individualidad personal.
Una persona elige estar contigo y compartir contigo desde su propia libertad; es decir, que decide que quiere estar contigo, a pesar de que podría estar sola o con otra persona.
Hay que valorar y respetar a nuestras parejas porque nos regalan un trocito de su corazón, de su tiempo y de su vida. Depositan en nosotros/as una confianza que no debemos traicionar, ni tampoco podemos exigir nada a cambio que pueda hacer que la otra persona actúe condicionada o presionada por nuestras palabras, nuestras reacciones o nuestros comportamientos.
Una relación de pareja se basa en la confianza, en compartir sentimientos, algunas experiencias, parte de nuestros tiempos y de nuestras aficiones; en disfrutar de nuestros cuerpos, de nuestra intimidad… pero siempre respetando la libertad y la voluntad de la otra persona.
No vale que te exijas o te exijan darlo todo por amor renunciando a ser quién eres sólo por el hecho de gustar o complacer a otra persona, para no sentirte rechazado/a, o por cualquier otro aspecto que condicione que tú no puedas actuar con libertad y hacer lo que realmente quieres y deseas. Hay que pactar límites y nunca traspasarlos.
Hay que encontrar un equilibrio entre dar, recibir y vivir la vida con plenitud. Tener pareja no es vivir exclusivamente para estar pendiente de la otra persona y hacerlo todo con ella. También hay que mantener las aficiones y los intereses individuales, las amistades, los espacios personales para estar con un/una mismo/a…
Tener pareja no es estar pendiente del móvil, de comprobar si la otra persona está conectada al whatsapp, de saber qué hace y con quién va a todas horas; de controlar cómo se viste, con quién charla o con quién sale de fiesta…
Tener pareja no te da derecho a hacer daño, ridiculizar, insultar o despreciar a la otra persona.
El control no es amor.
El amor es libertad, respeto y bienestar.
El amor siempre suma, nunca resta ni divide.
¡¡¡Vive intensamente el amor sano!!!