Reconocer y gestionar nuestras emociones no es una tarea sencilla. De hecho, en anteriores posts hemos hecho referencia a la importancia de experimentar y saber gestionar las distintas emociones que sentimos.

Hoy queremos centrar nuestra atención en el control de la ira, una emoción que dispara en nosotros toda una serie de reacciones ante aquello que percibimos como una amenaza, un ataque o una agresión.

La ira puede resultar una emoción adaptativa que nos prepara para huir o para defendernos ante una situación peligrosa o amenazante. Los problemas con esta emoción empiezan a aparecer cuando no le damos a nuestro cerebro la oportunidad para que pueda valorar la situación que vivimos de una manera objetiva y sobredimensionamos un supuesto peligro o amenaza. A veces, situaciones que no nos gustan como por ejemplo que no funcione el wifi y no nos podamos conectar a Internet, que perdamos el bus, etc. desencadenan en nosotros un estado de irritabilidad o agresividad que provoca que podamos actuar de manera impulsiva y tal vez exagerada.

Para aprender a gestionar la ira de una manera positiva y funcional es importante conocer estrategias y recursos como la “técnica del semáforo”, que os presentamos a continuación.

¿Qué es?

La “técnica del semáforo” es una herramienta que, a pesar de que habitualmente se utiliza en el ámbito de la educación emocional infantil, puede ser utilizada por cualquier persona, independientemente de su edad, ya que es fácilmente aplicable.

Su principal objetivo es poder aprender a identificar el proceso que desencadena la ira para que la podamos gestionar de una manera lo más asertiva posible.

El proceso que dispara un comportamiento impulsivo generado por la emoción de ira en una persona se podría representar como si fuesen colores de un semáforo:

  • Verde: estado de normalidad en el cual todavía no se ha presentado ningún estímulo ni situación concreta.
  • Amarillo: reacciones que se experimentan (corporales, pensamientos…) ante una situación que percibimos como molesta, amenazante…
  • Rojo: manifestación de la emoción de la ira en forma de comportamientos agresivos, impulsivos…

Si aprendemos a reconocer estas fases y las reacciones corporales y pensamientos que las acompañan (semáforo amarillo) y aprendemos a tener cierto control de la emoción, la podremos parar y podremos evitar actuar de manera impulsiva arrastrados por la ira (semáforo rojo). Además, podremos recobrar un estado emocional más adaptado a la situación real (color verde).

¿Cómo se aplica la técnica del semáforo?

En primer lugar es necesario que identifiquemos en qué fase de la ira nos encontramos asociándolo con el color del semáforo.

Cada fase dispone de unas instrucciones que ayudan a tener una visión más objetiva de lo que nos está pasando y de nuestra respuesta ante la situación.

  • Si nos encontramos en ROJO

Instrucción: Pararse. Es necesario activarla antes que perdamos el control y actuemos de manera impulsiva.

  • Si nos encontramos en AMARILLO

Instrucción: Reflexionar. Se trata de intentar encontrar la solución más acertada para la situación que nos está provocando la ira.

  • Si nos encontramos en VERDE

Instrucción: Avanzar. Es poner en práctica la solución que hemos encontrado en la fase anterior, de manera responsable y sin herir a los demás.

En el caso de los niños, cuando están aprendiendo a utilizar esta herramienta, se suele utilizar una imagen del semáforo como apoyo visual, pero esto no es imprescindible, ya que el objetivo final es conseguir identificar las fases y poner la técnica en marcha en situaciones que detectemos que nuestra emoción de ira empieza a hacer acto de presencia.

Y hasta aquí el post de hoy. Esperamos haber contribuido a cargar un poquito más vuestra mochila de recursos para mejorar el bienestar emocional.

¡Hasta pronto!

Apúntate al boletín de Autoestima y Salud Emocional

Recibirás mensualmente noticias de autoestima, emociones, sentimientos, habilidades sociales y bienestar emocional.